La rendición de Granada - 1882

La rendición de Granada - 1882

FRANCISCO PRADILLA Y ORTIZ (1848-1921)

Esta pintura es, sin lugar a duda, la joya más preciada de la colección artística que se guarda en el Palacio del Senado, y, seguramente también, la más espectacular y asombrosa que un pintor español llevó a cabo, dentro del género histórico, durante el siglo XIX. Su extraordinaria fama, sustentada, sobre todo, en su fastuosidad escenográfica y en su minuciosidad descriptiva, pero también en la constante utilización de su imagen para los más diversos fines, hacen que este cuadro trascienda ampliamente los valores estrictamente plásticos que su autor, Francisco Pradilla, fue capaz de alcanzar, en una de las obras capitales de la pintura española de todos los tiempos.

El artista recibió el encargo del Senado para realizarla a través de su presidente, el marqués de Barzanallana, que dirigió una carta a Pradilla el 17 de agosto de 1878. La obra iba destinada al Salón de Conferencias del Palacio, que a lo largo de estos años sería ornamentado con esculturas y pinturas protagonizadas por grandes personajes de la historia, en un conjunto iconográfico destinado a exaltar la gloria nacional.

Pradilla se documentó concienzudamente, tanto en la reproducción de objetos históricos de la época, como en los textos históricos que relataban el acontecimiento, lo que se justificaba por el carácter intelectual del género y, en definitiva, por la verdad del mensaje. Se conocen varios estudios previos para la realización de la pintura, que demuestran el metódico esfuerzo llevado a cabo por el artista hasta alcanzar un resultado final tan satisfactorio.

El gesto del rey Fernando al impedir que Boabdil descienda de su caballo en el preciso momento en el que se dispone a entregar las llaves de la ciudad nos remite inevitablemente a La rendición de Breda de Velázquez como inmortal testimonio de la influencia del gran pintor de Felipe IV en toda la pintura posterior.

Aunque la obra no figuró en ninguna exposición nacional (salvo de manera retrospectiva en la Internacional de 1892), tuvo desde el primer momento una gran difusión pública. El Senado aceptó la petición de Pradilla de aumentar la cantidad previamente estipulada como pago y votó abonarle el doble. Las crónicas periodísticas hablan de «masas [que] acudían a contemplar el lienzo y se extasiaban ante aquellos prodigios de color y primorosos detalles».

(Extracto de: De Miguel Egea, P. (Coordinadora), de Antonio, T., Reyero Hermosilla, C., Gutiérrez Burón, J., & Solana Díez, G. (1999). El arte en el Senado (pp.294-299). Secretaría General del Senado. Madrid.)