Alfonso y Victoria - senadocultural
LUIS MENÉNDEZ PIDAL (1861-1932)
Alfonso XIII, hijo póstumo de Alfonso XII y su segunda mujer, María Cristina de Habsburgo-Lorena, nació en Madrid en 1886, siendo proclamado Rey ese mismo día bajo la Regencia de su madre. Al cumplir los 16 años juró la Constitución de 1876 y pasó a ejercer ya como Rey confirmando en el poder a Sagasta. En 1906 se casó con la Princesa Victoria Eugenia de Battemberg, nieta de la Reina Victoria de Inglaterra. Ese mismo día, en el regreso de la ceremonia estando ya cerca de Palacio, sufrieron un atentado del que salieron ilesos, aunque hubo muchos muertos entre el público que presenciaba el paso de la comitiva regia.
Este suceso marcó el futuro del reinado que estuvo lleno de problemas y tensiones, agudizados por la implicación del joven monarca en los continuos cambios de gobierno que supusieron no sólo el agotamiento del sistema ideado por Cánovas y Sagasta sino también el descrédito de la propia institución. Murió en Roma en 1941 mientras la Reina Victoria Eugenia lo hacía en Lausana en 1969.
La Reina tuvo ocasión de visitar y admirar una exposición de Menéndez Pidal en 1909 en el Centro de Defensa Social. Allí surgió primero el encargo del retrato del Monarca del Palacio de Aranjuez, y allí pudo nacer también -al menos esa fecha lleva el acuerdo de la Comisión de Gobierno Interior-, aprovechando las buenas relaciones que el pintor tenía con el Senado el encargo de los retratos oficiales de los Monarcas para la Cámara Alta. En este retrato el pintor asturiano selecciona no sólo el mejor lugar -en este caso uno de los más distinguidos del Palacio Real, el salón de Carlos III- sino también el vestido y aderezos de la Reina en armonía con el escenario.
Alfonso XIII está colocado delante de la ventana, destacándose sobre la penumbra del fondo su figura en marcial posición de descanso. Gracias al recurso velazqueño del doble punto de vista la figura gana en prestancia, solemnidad y esbeltez ocupando prácticamente todo el espacio. Recurso empleado también en el retrato de la Reina, si bien ésta está situada al fondo del salón, para explotar la armonía entre la seda celeste bordada en plata de la pared con el emblema de la orden de Carlos III, y el atuendo de la soberana, con chal de gasa que cae hasta los pies y con vestido largo con cola orlada de piel, resueltos ambos con prodigiosa ejecución acorde con su condición de Profesor de Dibujo y Ropajes de la Escuela de Bellas Artes. Atuendo y joyas que están entonados también con la tez y cabello rubio de Victoria Eugenia, realzando su serena belleza. En suma, el Senado tiene en esta obra uno de los retratos más nobles y elegantes de la Reina Victoria Eugenia.
(Extracto de: De Miguel Egea, P. (Coordinadora), de Antonio, T., Reyero Hermosilla, C., Gutiérrez Burón, J., & Solana Díez, G. (1999). El arte en el Senado (pp.212-213). Secretaría General del Senado. Madrid.)