En España la primera Constitución se aprueba en 1812 por las Cortes reunidas en Cádiz, el 19 de marzo, día de San José, por eso se la llama La Pepa.

El Senado en la historia de España surge por primera vez en el año 1834, aunque entonces su nombre era distinto: Estamento de Próceres. Su composición, que dependía de la voluntad del Rey, era de tipo conservador y aristocrático.

Desde la Constitución de 1837 pasó a llamarse Senado (a veces nos referimos al Senado como Cámara Alta y al Congreso de los Diputados como Cámara Baja). Representaba a la parte de la sociedad más conservadora y aristocrática, pues se exigían unos requisitos especiales para presentarse como candidato y para poder votar.

Con la Constitución de 1845, vigente durante el reinado de Isabel II, se volvió a configurar el Senado de nuevo como en 1834, y su composición volvió a depender solo de la voluntad del Rey.

Con la Constitución de 1869 el Senado deja de ser nombrado por el Rey y pasa a ser elegido por los ciudadanos, pero no como lo entendemos hoy, sino a través de compromisarios y entre personas que reuniesen unos requisitos mínimos.

En 1876 se aprueba la siguiente Constitución que estuvo vigente hasta 1923, por la que el Senado volvió a tener un perfil aristocrático: había senadores por derecho propio, otros designados por el Rey y otros elegidos por las corporaciones del Estado.

Desde 1923, con la Dictadura del General Primo de Rivera, durante la II República española, la guerra civil y el franquismo, desapareció el Senado hasta que se restauró la democracia.

Con las elecciones que se celebraron en junio de 1977, surgieron un Congreso de los Diputados y un Senado que inmediatamente decidieron elaborar una nueva Constitución, la actual Constitución española de 1978.