Reloj de sobremesa León

A. Justus (?), relojero

Segundo tercio del siglo XIX, anterior a 1836. Estilo Restauración
70 * 55 * 20 cm.

Un león pasante de bulto redondo fabricado en bronce dorado posa sus patas sobre rocas cubiertas de vegetación realizadas en bronce pavonado. Un plinto rectangular de hierro lacado o pintado en negro soporta la figura del animal y aloja además la esfera y la máquina del reloj. Este está adornado en las esquinas inferiores con grandes hojas de acanto doradas. Una moldura vegetal dorada lo separa de un basamento de hierro negro que descansa, en el frente, sobre dos patas en forma de voluta y de hoja de acanto elaboradas en bronce dorado.

La esfera es una placa de metal esmaltada de blanco con las cifras horarias en números romanos policromados en negro y los minutos en segmentos del mismo color. Un bisel moldeado, de metal dorado, bordea la esfera. Las agujas, tipo breguet, son de metal pavonado y rematan en un círculo calado y en una saeta. Dispone de dos bocallaves lo que indica trenes de movimiento y de sonería. Entre ellas, casi borrada, la supuesta firma del autor y el lugar de fabricación:  A. JUSTUS // Lisboa. Un cristal circular bordeado de un bisel de bronce dorado con una bisagra lateral protege la esfera.   

En 1859, Luis López Piquer (Valencia 1802-Madrid 1865) pintó el cuadro titulado La coronación de Quintana. En la escena, que tuvo lugar el 25 de marzo de 1855 y que está ubicada en el Salón de Sesiones, se percibe al fondo la representación de este reloj. La esfera es diferente a la actual. En ella, además del AÑO 1855 observamos las cifras horarias y los meses del año en letras mayúsculas, poco habitual en estos diales.  Sin duda se trata de una licencia del pintor para colocar en ella la fecha del acontecimiento presidido por la reina Isabel II.

En cuanto a las fechas documentadas, en los inventarios fechados en 1836 y 1839 custodiados en el fondo histórico del Archivo del Senado se menciona en el salón de sesiones un reloj que representaba a un león de bronce sobre un pedestal de caoba con remates dorados. Este dato nos permite conocer con cierta aproximación la fecha de fabricación del reloj. En otro inventario de 1887 ya no estaba en este salón, pero en la sala de presupuestos se describe un reloj con un león dorado cuya peana era de mármol negro. En el inventario presentado por José María Saleta el 31 de mayo de 1895 por fin se alude a él tal y como lo apreciamos en la actualidad: de bronce y hierro con la figura de león. En ese momento se encontraba en la sala de recibo de los senadores. En 1917 permanecía allí acompañado por dos quinqués con tubos y globos de cristal.

Hoy luce en la Galería de los Despachos de Honor de la Presidencia sobre un arquitectónico plinto de madera contrachapada de caoba adornada con motivos vegetales, ovas, molduras y elementos inspirados en la antigüedad clásica. El hierro fue utilizado en relojería a partir del siglo XIX por su dureza, inflexibilidad y resistencia. En este caso sorprende su uso en la caja del reloj pues lo habitual en esta época y en estas piezas era la conjunción de bronce dorado y pavonado. (Extracto del texto de Amelia Aranda Huete, dentro del libro "Los Relojes del Senado", editado por el Senado, Madrid, 2025, págs. 68 y 69).