Paisaje del Vallés

Benjamín PALENCIA (Barrax, Albacete, 1894 - Madrid, 1980)

1973. Óleo sobre lienzo, 60 * 73 cm.

La última década de la vida de Benjamín Palencia se abre, en 1970, con sendas exposiciones simultáneas en dos prestigiosas galerías de Madrid: Biosca y Théo. Es el tiempo de los homenajes, de las recompensas. En 1973, el mismo año en que pinta este Paisaje del Vallés, el pintor ingresa como miembro de número en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde tomará posesión en junio de 1974 con el discurso "Mi concepto y experiencia de la pintura", al que contesta Camón Aznar.

En la creación de esta última década se acentúan los rasgos del estilo tardío de Palencia. El tratamiento del color se despreocupa de cualquier armonía convencional (lo que no excluye acordes admirables). La factura pictórica es impetuosa y apresurada. Es difícil saber si esta libertad expresiva se debe al afán de lograr un impacto más directo sobre el que mira sus cuadros o bien, por el contrario, a que el pintor se ha olvidado por completo del espectador.

En el Paisaje del Vallés, el horizonte muy elevado apenas nos deja entrever una estrecha franja de cielo: se trata de una exclusiva celebración de la tierra. Como en otros cuadros de Palencia en esta época, la tierra aparece casi como un cuerpo acostado, con grandes desniveles y pliegues, modelado con sensibilidad táctil, escultórica. El campo con árboles se despliega en una composición en abanico a partir de la esquina superior izquierda, y desciende en una pendiente acentuada hacia nosotros. La tierra se expresa también en la misma superficie pictórica: las texturas agrestes siempre fueron para Palencia el modo más inmediato de apropiarse del paisaje, de meter a la naturaleza en el lienzo. En la factura de este cuadro es muy palpable el uso de la espátula, que deposita empastes muy gruesos en algunas zonas, mientras que en otras áreas raspa la pintura hasta descubrir la trama de la tela. En la parte inferior del cuadro, a la izquierda, hay algunas pajitas pegadas, incrustadas en la pasta pictórica; es un recurso que nos remite a las pinturas con arena y otros materiales extrapictóricos que Palencia había realizado en los años veinte y treinta, bajo la influencia de André Masson y otros pintores surrealistas. (Texto de Guillermo Solana Díez, dentro del libro "El Arte en el Senado", editado por el Senado, Madrid, 1999, pág. 376).