Librería en la calle

Joaquín PACHECO (Madrid, 1934)

1985. Óleo sobre lienzo, 162 * 115 cm.

Cuando el madrileño Pacheco decidió dedicarse a la pintura, dejando los estudios de Letras, lo hizo desde una inquietud más vital que artesanal. En 1962 se fue a vivir a París, donde residiría hasta 1978. Los primeros pasos de su obra siguen la línea de una figuración expresionista, marcada por la obra de Solana y la influencia más próxima de Luis García Ochoa. Su visión pictórica negra expresa por entonces una rebeldía contra la realidad española del momento.

Esta tendencia se desarrolla hasta 1965, cuando el expresionismo es desplazado por un modo más impersonal de plasmar la realidad, aunque no desaparezcan los indicios de violencia. En la segunda mitad de los años sesenta, la influencia del Pop y de la Nueva figuración (por ejemplo, de Bacon y Barjola) disminuye el espesor de la materia en su pintura y acentúa la claridad compositiva.

Pacheco pinta sobre todo espacios urbanos: un bar, la terraza de un café, las salas de un aeropuerto, los escaparates, una plaza vacía. Buena parte de su obra se basa en fotografías realizadas por él mismo. De ellas toma los encuadres instantáneos y casuales, las figuras fragmentarias o borrosas. En vez de un punto de vista único, prefiere una multiplicidad de puntos de vista reunidos, con planos cruzados o superpuestos, que hacen más intrincadas las indicaciones narrativas de corte cinematográfico. A veces, como sucede en esta Librería en la calle, las figuras se encuentran fuera de campo, y sólo entran en el cuadro a través de sus reflejos. Las siluetas humanas, como el resto de las cosas, se desdoblan y desmaterializan, se tornan inaprehensibles. Esta visión distanciada y aparentemente fría puede verse como una denuncia, según señala Victor Nieto, de "la tragedia de la incomunicación, la insolidaridad y la deshumanización". (Texto de Guillermo Solana Díez, dentro del libro "El Arte en el Senado", editado por el Senado, Madrid, 1999, pág. 422).