laCampanaDeHuesca - senadocultural

José CASADO DEL ALISAL (Villada, Palencia 1831 - Madrid, 1886)
1876. Óleo sobre lienzo, 35 * 47 cm.
Esta obra se ha considerado, tradicionalmente, como el primer boceto para el gran cuadro homónimo, como indica la inscripción añadida de Mañanós y ratificaría la temprana fecha de 1876, autógrafa del propio pintor. En consecuencia, es cuatro años anterior al lienzo definitivo, firmado en 1880 en Roma, donde Casado del Alisal lo realizó cuando era director de la Academia Española de Bellas Artes en la Ciudad Eterna, aunque no en su estudio de San Pietro in Montorio, sede de la institución sólo desde 1881, donde, eso sí, se expuso por vez primera, entre las obras de los pensionados.
A pesar de lo verosímil que resulta considerar esta pieza, efectivamente, la primera idea del gran cuadro posterior, Díez García, sin embargo, sostiene, al ponerlo en relación con otro boceto conservado en la Diputación Provincial de Palencia, que parece, éste del Senado, corresponder a un estadio de elaboración avanzado, ya que el grupo de caballeros y las cabezas cortadas que forman la simbólica campana se encuentran en una posición relativamente próxima a la pintura definitiva. No obstante, son tantas las similitudes entre estos dos bocetos, como manifiestas las diferencias que ambos presentan en relación con el resultado final, que resulta difícil aventurarse en dirimir cuál de los dos pueda corresponder a la idea primitiva del pintor. Se tiene noticia de varios estudios más, en paradero desconocido.
El cuadro definitivo, oficialmente titulado por el artista La leyenda del rey monje (Museo del Prado, depositado en el Ayuntamiento de Huesca), pero más conocido por La Campana de Huesca, y uno de los más célebres y espectaculares del género histórico, fue presentado a la Exposición Nacional de 1881, en cuyo catálogo se explica el argumento: "Cuentan las tradiciones históricas del siglo XII que D. Ramiro II de Aragón, cansado del menospreio con que los soberbios varones del Reino hollaban la autoridad real y los fueros del pueblo, tomó una resolución terrible, aconsejado por la rudeza de aquellos tiempos terribles. / Prometió el Rey fabricar una campana tal, que resonando por todos sus estados llamara a la obediencia lo mismo a los grandes levantiscos que a los vasallos humildes; y en ocasión de hallarse los nobles en Huesca congregados para juntar Cortes, D. Ramiro, avisado de nueva conspiración, mandó prender con gran secreto a los rebeldes, decapitándolos en número de quince. Hizo luego con sus cabezas como un círculo, de cuyo centro colgó en forma de badajo las del Arzobispo, magnate de gran poder, y llamando después a los demas varones, mostró ante sus espantada vista la famosa campana que había de llamar a sus vasallos todos a la obediencia del Rey y de la ley". (Texto de Carlos Reyero Hermosilla, dentro del libro "El Arte en el Senado", editado por el Senado, Madrid, 1999, pág. 256).