franciscoDePaula - senadocultural

Pablo GISBERT Y ROIG (1853 - ?)
1888
Francisco de Paula Martínez de la Rosa Berdejo Gómez y Arroyo (1787-1862) obtuvo, a los veinte años, la cátedra de Filosofía Moral de la Universidad de Granada, su ciudad natal, de cuya Junta de Salvación y Defensa formó parte, durante la Guerra de la Independencia. Exaltado liberal y famoso poeta y orador, fue representante en las Cortes de Cádiz de 1812. Durante el trienio liberal fue encargado de formar Gobierno, reservándose la cartera de Estado, por lo que, tras la reacción absolutista de 1823, tuvo que exiliarse en París hasta 1831. A su vuelta ocupó, de nuevo, el Gobierno, bajo el cual fue promulgado el Estatuto Real de 1834. Precisamente su representación en el Palacio del Senado se debe al papel que tuvo en la formulación y reglamento del Estamento de Próceres, nacido del Estatuto Real y considerado el antecedente directo del Senado, que aparecerá definido en la Constitución de 1837. Las intervenciones de Martínez de la Rosa, como Ministro responsable de la Corona, dentro de un talante moderado, fueron encaminadas a una cierta reconciliación de las distintas opciones políticas imperantes durante la minoría de edad de Isabel II. Exiliado, otra vez, a la caída de Maria Cristina, su figura cobró, de nuevo, interés político en 1844: nombrado Embajador en París y Roma, fue Ministro de Ultramar y Presidente del Consejo de Estado. Estaba en posesión de la Gran Cruz y banda de la Orden de Carlos III y de la Orden del Toisón de Oro.
El político viste uniforme, con banda, espadín y calzón corto, a la moda de 1837, en recuerdo de sus intervenciones en defensa del Estatuto Real de 1834, del que se considera principal inspirador. Tiene un claro ademán oratorio, que le lleva a forzar ligeramente el cuerpo hacia adelante, una actitud de amanerada gestualidad, entre displicente y resolutiva, que contribuye a acentuar su mano derecha ligeramente adelantada. Además de las evidentes preocupaciones historicistas, el escultor Pablo Gibert, un importante artista catalán presente en varias Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de Madrid, ha concebido la representación del personaje en un lugar que le es propio, fruto del realismo emergente, sugiriendo, implícitamente, la existencia de un ambiente parlamentario, del que parece haber escapado momentáneamente. Ello contribuye a subrayar la diferencia conceptual respecto a la estatua de Jovellanos, con la que forma pareja, aunque, como aquella, está colocada en una hornacina, a la derecha de la entrada a la Biblioteca. (Texto de Carlos Reyero Hermosilla, dentro del libro "El Arte en el Senado", editado por el Senado, Madrid, 1999, pág. 480).