Episodio de la guerra de África en 1860

César ÁLVAREZ DUMONT (San Antonio de Villarreal, Portugal, 1866 - Marbella, Málaga, 1945)

1889. Óleo sobre lienzo, 37 * 56 cm.

Esta pintura es muy probable que se trate de una réplica, de las que los pintores de historia solían realizar para conservar en su colección, o bien regalar a sus amigos, antes de desprenderse del gran cuadro definitivo con el mismo tema, que tanto sacrificio les había llevado, con objeto de conservar un testimonio autógrafo del mismo. La dependencia de la pintura original y la procedencia de la misma así parecen atestiguarlo.

No se trata, pues, como pudiera pensarse, del boceto reglamentario que, se sabe, César Álvarez Dumont realizó a partir de la primavera de 1897, cuando, tras "viajar por Europa y fijar su residencia en Gibraltar", se propuso pintar "algún hecho de nuestras luchas en aquel estrecho". Era, entonces, pensionado en la Academia de Bellas Artes de Roma y, en efecto, se le autorizó a pintar en Marruecos su envío de tercer año, que corresponde, según el Reglamento de la Academia, a un boceto relativo a un episodio de la guerra de África, por lo que se estableció en Tánger. Consta, de todos modos, su realización de "estudios varios" en Granada, Argel y Tánger entre fines de 1897 y principios de 1898. Era la primera vez que la institución académica romana autorizaba a un pensionado a trabajar fuera del territorio europeo, lo que motivó una aclaración interna del Reglamento. El boceto reglamentario ya estaba terminado el 2 de junio de 1898 y fue remitido a Roma junto a una nota donde se describe, en la que se precisan sus medidas, metro y medio de largo por sesenta centímetros de largo, lo que descarta su coincidencia con esta pieza, aunque tampoco se ha localizado en las colecciones del Ministerio de Asuntos Exteriores, donde fueron a parar este tipo de trabajos.

Frente a la pintura de gran tamaño, este boceto está ejecutado con una pincelada más ligera y unos tonos de color más apagados, que proporcionan a la obra un cierto aire de modernidad, a pesar del carácter repetitivo que en ella se reconoce. (Texto de Carlos Reyero Hermosilla, dentro del libro "El Arte en el Senado", editado por el Senado, Madrid, 1999, pág. 242).