donMartinDeAragon - senadocultural

ANÓNIMO. Escuela italiana
Siglo XVII. Óleo sobre lienzo, 213 * 111 cm
Se conoce su nombre gracias a una antigua inscripción hoy apenas legible. En el catálogo del Senado se dice que nació en Pedrola en 1525 y murió en Veruela en 1581, datos que se repiten en el catálogo de la Exposición Nacional de Retratos que tuvo lugar en Madrid en 1902. Don Martín de Aragón y Gurrea Sarmiento, Duque de Villahermosa, nació efectivamente en Pedrola (Zaragoza), pero en 1526. Fue miembro del séquito que acompañó a Felipe II durante los cinco años -desde 1554 hasta 1559-, en los que se ausentó de España con motivo de su matrimonio con la reina inglesa María Tudor, etapa en la que don Martín participó en misiones diplomáticas y militares al servicio del Rey. Se distinguió especialmente en la batalla de San Quintín, y él fue el encargado de llevar el estoque imperial durante las exequias celebradas en 1558 en Bruselas por el alma de Carlos V. Este viaje le proporcionó la posibilidad de conocer los principales focos artísticos del renacimiento, convirtiéndose en un importante coleccionista. Se dedicó también a la escritura, tanto en verso como en prosa, en textos dedicados a la historia de Aragón y a las artes de la antigüedad. En este capítulo destaca su obra Discurso de medallas y antigüedades, en la que estudió su propia colección. Este ilustre militar, aristócrata y humanista aragonés falleció en Zaragoza el 20 de abril de 1581 y su cuerpo fue sepultado en la iglesia de Pedrola. No es éste el único caso, dentro de esta serie de retratos militares, en el que se representa un personaje que vivió en el siglo XVI. En esta ocasión el protagonista aparece vestido con una indumentaria propia del siglo XVII y no de su época, es decir, de la anterior centuria lo que puede inducir a pensar que el representado sea un descendiente, de igual nombre, del erudito y coleccionista del XVI.
Retratado sobre un fondo abierto de paisaje, donde se adivina la representación de tropas en combate. La monumental figura aparece de frente y de pie sobre un oscuro fondo que sirve para potenciar la plasticidad de la imagen, pero en esta ocasión se ha incorporado a la composición un rompimiento luminoso coincidente con la línea del horizonte, muy baja para realzar el gran tamaño del personaje. Con ello se enriquece el planteamiento cromático de la obra, que ve además potenciado el desarrollo del espacio en profundidad. (Extracto del texto de Trinidad de Antonio, dentro del libro "El Arte en el Senado", editado por el Senado, Madrid, 1999, págs. 70 y 72).