A la vuelta de la pesca

Rafael DURANCAMPS (Sabadell, Barcelona 1891 - Barcelona, 1979)

Óleo sobre lienzo, 65 * 100 cm.

Rafael Durancamps nació en Sabadell (Barcelona), donde su familia poseía una empresa textil. Su padre le colocó como aprendiz en un establecimiento de tejidos de Barcelona, pero pronto volvería a la empresa familiar en Sabadell. En 1908 viajó a Madrid y visitó el Museo del Prado, donde estudió la obra de los grandes maestros españoles. En 1914 dejaba la empresa familiar para establecerse por su cuenta, mientras crecía su dedicación a la pintura. Entre 1915 y 1917 frecuenta al pintor Joaquim Mir, a quien acompaña en sus excursiones por el Vallés en busca de paisajes, y durante un tiempo sufre su influencia. Por la misma época comienza a exponer su obra, primero en Sabadell y luego en Madrid, Bilbao, Valencia o Barcelona (en la Sala Parés, donde expondría regularmente el resto de su vida). Bajo la influencia de los maestros del Prado, pronto abandonará la exaltación del color de Mir para orientarse en un sentido más realista y académico.
Durancamps viajó a París en 1920. Entonces, según declara, hizo un descubrimiento cardinal: "Vi los impresionistas: a Corot, Manet, Cézanne, o sea los tres directos nietos de Velázquez, Goya, El Greco. Reflexioné. ¿Por qué ir a París, teniendo en España todas las fuentes de todo el arte moderno?". Sin embargo, en 1926, Durancamps se instalaría con su familia en París, y permanecería allí hasta la guerra civil, salvo las estancias en Barcelona y los veranos en Cadaqués. Durante un breve tiempo, dirigió en París su propia galería, "La Fenétre Ouverte".

Enemigo declarado de los ismos, a los que llamaba "lacras de la pintura actual", Durancamps denunció las tendencias abstractas y la "destrucción del oficio" en el arte del siglo XX. Su evolución, sobre todo desde mediados de los años veinte, va en busca de una tradición española filtrada a través de Manet y sobre todo de Zuloaga. A la vuelta de la pesca, pertenece a una larga serie de cuadros dedicados por el artista a escenas de fiestas populares y corridas de toros, plasmadas con colores sordos y factura untuosa. (Texto de Guillermo Solana Díez, dentro del libro "El Arte en el Senado", editado por el Senado, Madrid, 1999, pág. 368).