relojConGuarnicionII - senadocultural

Anónimo, relojero
Primer tercio del siglo XIX. Estilo Luis XVI
Reloj: 50 * 54 * 14 cm.
Candelabros: 51 (sin luces) * 18 * 14 cm.
La caja de este reloj de bronce dorado y mármol blanco está protagonizada por las figuras de bulto redondo de dos amorcillos, sentados, tocados con flores -uno con un nido en la mano y otro con una paloma- que flanquean un cubo que aloja la esfera y la máquina del reloj. Sobre él un jarrón repleto de flores que caen en guirnaldas por los lados y adornan parte del lateral del cubo. Se apoyan en un plinto de mármol blanco embellecido en el frente con recuadros de bronce dorado, rodeados de meandros, separados por balaustres. En el recuadro central un motivo vegetal y roleos en bronce dorado trabajados en resalte. Todo ello sobre una moldura de bronce dorado y cincelado y un basamento en mármol blanco. El conjunto se soporta sobre patas en forma de bola aplastada. En el centro de la base un motivo vegetal.
La esfera es una placa de metal esmaltada en blanco con las cifras horarias en números romanos policromados en negro y los minutos en números arábigos -de cinco en cinco- del mismo color. Un marco dorado con punteado y un contario la bordean. Las agujas son de metal dorado, caladas, de estilo Luis XVI. Las dos bocallaves indican marcha y sonería.
El reverso de la caja carece de decoración. Una puerta circular en el centro con cristal protege la máquina. Encima de ella la letra E puede corresponder a la inicial del broncista que la realizó.
La decoración de esta caja responde a las características del estilo Luis XVI: sobriedad, elegancia, contención en el movimiento de las figuras, equilibrio y riqueza decorativa. Como ya hemos comentado, este movimiento artístico retornó con fuerza a principios del siglo XIX y se mantuvo durante unos años. Los conjuntos eran refinados y siempre contaron con el apoyo de una clientela amplia y heterogénea. Lo único a lamentar fue la calidad dispar de los materiales empleados y del acabado final.
El reloj forma guarnición con dos candelabros que representan a sendos amorcillos, de bulto redondo, sentados sobre un pedestal de bronce. Sujetan con sus manos el haz de luces integrado por seis tallos ondulados, excepto el central, más alto y recto. Los brazos rematan en arandelas vegetales y en mecheros bulbosos. Todo descansa sobre un basamento de mármol blanco adornado también con un recuadro de metal embellecido con meandros similar al del reloj. (Extracto del texto de Amelia Aranda Huete, dentro del libro "Los Relojes del Senado", editado por el Senado, Madrid, 2025, pág. 110).